Casiodoro de Reina, sigue Muñoz Molina, “redacta en un español prodigioso que está en el punto intermedio entre Fernando de Rojas y Cervantes, con una efervescencia expresiva que solo tiene comparación con Santa Teresa, San Juan de la Cruz y Fray Luis de León». El volumen ‘Casiodoro de Reina.
Alfaguara recobra la Biblia del Oso en la traducción completa de la Biblia efectuada por Casiodoro de Reina en 1569, en una edición nueva de Jaume Andreu.
Alfaguara recobra La Biblia del Oso en la traducción de Casiodoro de Reina, la primera efectuada íntegramente desde las fuentes auténticos al español común, en el 500 aniversario del nacimiento del traductor. El libro va a llegar a las librerías el 11 de noviembre.
Español prodigioso
Según el novelista Antonio Muñoz Molina, “Casiodoro de Reina redacta en un español prodigioso, a medio sendero entre Fernando de Rojas y Cervantes, con una efervescencia expresiva que solo puede equipararse con Santa Teresa, San Juan de la Cruz y Fray Luis de León. Es un lenguaje que tiene exactamente la misma aptitud de crudeza terrenal y de vuelo literario que La Celestina; un español mudéjar, aún empapado de árabe y hebreo, obligado en sus límites sintácticos a amoldarse a las cadencias y reiteraciones y exageraciones del lenguaje bíblico. Es un lenguaje de campesinos, jardineros, trabajadores manuales, con espléndida precisión en los nombres de las cosas naturales y oficios; y es asimismo un lenguaje todavía muy audaz, muy sensual, no sujeto a la asfixiante monotonía de la ortodoxia, a la esterilización dictada por el temor, a la hipocresía del conformismo. Es un lenguaje para ser recitado, cantado, cantado en voz alta; expresar una furia tan salvaje como el deseo erótico; y asimismo la obscuridad del mal y los extremos del mal.
Si nos remontamos a Andreu Jaume podemos encontrar estas expresiones de reconocimiento: “La Biblia del Oso debe figurar, adjuntado con Don Quijote o el Cántico Espiritual, entre las proyectos mucho más esenciales de nuestro canon (…). El español de Reina se semeja tanto a la fuga prodigiosa de San Juan como al estilo conversacional de Cervantes, pero en ocasiones asimismo puede rememorar a Garcilaso o prefigurar a Góngora o Quevedo. Su dominio del idioma es para nuestros oídos un obsequio y un privilegio que aún no se ha escuchado”.