El rito es el desarrollo por el que las relaciones de significación se transforman en comunicación. En general, no todos tienen la posibilidad de encender el código. Se precisa un operador especialista que conozca las claves o «tenga el poder» para emplearlo. En términos genéricos, llamamos a este operador semántico agente mágico.
El pensamiento mágico existe desde el instante en que el hombre descubrió que había cosas en este planeta que existían si bien yo no pudiese verlas (o sea, desde el momento en que disponemos memoria). Encarnada en brujas, chamanes, sanaderos y hechiceros, en talismanes, pociones y encantamientos, la magia pertence a las expresiones mucho más enigmáticas de la interioridad del humano y su relación con lo divino, con la capacidad de practicarla, aun inconscientemente, arte, por refererir solo un caso de muestra, es a su forma una manera de magia. Con independencia de si lo suponemos o no, pertence a las prácticas mucho más viejas de la raza humana y, en consecuencia, su reconocimiento es poco menos que indispensable. El papel de la hechicera como mujer con poderes sobrenaturales formó una parte de mitologías y folclores, religiones y cosmogonías, como arquetipo del ser que comprende o ve mucho más que el resto (quizás por su vigorosa intuición), y asimismo como expresión de la la divinidad femenina misma, en su dimensión dadora de vida, que para muchos es una manera increíble de magia. La palabra hechicera asimismo tiene su concepto obscuro y, desde hace tiempo, se ha referido a aquellas mujeres que empleaban la magia con objetivos malvados o, sencillamente, aquellas que no estaban a la altura de las reglas sociales de su temporada, justificando desgraciadamente toda clase de crueldades. mediante la historia. En todo caso, las brujas que rondaron este mundo hasta este día llenan un espacio preponderante en nuestro imaginario metafísico y sus prácticas (repletas de un magnetismo inexplicable) se traducen en rituales que aún el día de hoy se preservan como bienes de la sabiduría ancestral y clásico: prácticas que son valorados en el mundo entero y que son fuente de inspiración para toda clase de maravillas artísticas y producciones. En inglés, la palabra brujería está formada por 2 raíces: hechicera, que significa hechicera, y trabajo, arte u trabajo. Esto nos charla de la oportunidad tácita, siempre y en todo momento relacionada con la hechicería, de estudiar y perfeccionar esta especialidad invisible. Más allá de que hoy día, para bastantes, la brujería es el resultado de supercherías injustificadas, la magia y los rituales de brujería nos acompañan en todo momento, si bien no nos demos cuenta. Es frecuente llevar con nosotros talismanes, pequeños elementos a los que atribuimos poderes de protección o buena suerte. Asimismo es común emplear el lenguaje como una manera de encantamiento: ¿cuántas ocasiones estamos repitiendo una palabra o oración con la promesa de que cambie el rumbo de algún acontecimiento? El ritual, entre los actos mucho más hermosos que un individuo puede efectuar, es asimismo una manera de brujería, y nos acompaña, a la enorme mayoría, hasta en nuestros instantes mucho más íntimos. Por último, el fácil y poderoso culto a la naturaleza y sus múltiples fuerzas, algo que caracteriza a las brujas desde tiempos inmemoriales, es asimismo una manera de conectar con lo inexplicable, con la magia, con aquello que es mucho más grande que nosotros y que nos nutre, aun en el momento en que no tenemos la posibilidad de verlo ni verificarlo. De este modo, todos hacemos magia si bien no sea responsablemente y vivimos maravillados por ella, quizás por el mero hecho de que jamás entendemos de qué forma marcha.