12 Mas a todos y cada uno de los que le han recibido, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; 13 que nacieron, no de sangre, ni de intención de carne, ni de intención de varón, sino más bien de Dios.
Yo soy el sendero y la realidad y la vida. Absolutamente nadie va al Padre sino más bien por mí.
En aquel tiempo, Jesús ha dicho a sus acólitos: «No se turbe tu corazón, creed en Dios y creed asimismo en mí. En casa de mi Padre muchas moradas hay; Si no, te lo hubiese dicho, por el hecho de que te prepararé un espacio. En el momento en que vaya a prepararos un espacio, volveré y les voy a llevar conmigo, a fin de que donde yo estoy, nosotros asimismo estéis. Y a donde voy, ya conoces el sendero”.
Contexto: Marcos 38-42
38 Juan le ha dicho: Profesor, hemos visto a alguien echando fuera diablos en tu nombre, y intentamos de detenerlo, pues no nos proseguía. 39 Pero Jesús ha dicho: No se lo prohibáis, por el hecho de que no existe quien lleve a cabo milagro en mi nombre, y después logre charlar mal de mí. 40 Pues el que no es contra nosotros, es por nosotros. 41 Pues cualquier persona que les dé a tomar un vaso de agua por causa de tu nombre, en tanto que sois seguidores de Cristo, de determinado les digo, que no perderá su recompensa. 42 Y cualquier persona que escandalizare a uno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de molino, como la piedra de molino de un asno, y que fuera lanzado al mar.
Los pequeños observan y aprenden. Escuchan lo que les enseñamos, evidentemente, pero aprenden aún mucho más de lo que ven que de lo que escuchan.
Dios por el momento no está fuera de nosotros
¿Por qué razón es esencial comprender que en el momento en que nos llega a Cristo, Él entra en nosotros y nosotros entramos en Él? Entender esto nos asiste a percatarnos de que la salvación de Dios en Cristo para nosotros es experimentarlo no solo al principio de nuestra salvación, sino más bien todos los días. Antes de ser salvos, Dios se encontraba fuera de nosotros y en lo personal no teníamos nada que ver con Él. No obstante, en el momento en que creímos en Él, ¡entramos en Él y Él entró en nosotros! Llegamos a ser uno con Él de una forma real. En este momento tenemos la posibilidad de presenciar esta unión con Él todos los días.
Opinar en el Señor nos deja experimentarlo y conocerlo personal y subjetivamente. ¡Este es el fundamento de nuestra vida cristiana!