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Qué dice Lucas 9 23

23 Y afirmaba a todos: Si alguno desea venir en pues de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame. 24 Pues el que desee socorrer su historia, la perderá; y todo el que pierda su historia por causa de mí, él la salvará.

Francisco de Sales

La segunda condición es no ayunar por vanidad sino más bien por humildad, por el hecho de que si ayunamos sin humildad no agradará a Dios. Disponos a ayunar con caridad, pues si prescindiis de ella, sera en balde y también inútil, por el hecho de que el ayuno es como todas y cada una de las buenas proyectos, si no se hace con caridad y para la caridad, no gusta a Dios. En el momento en que te disciplinas, en el momento en que oras bastante, si no tienes caridad, todo eso es nada. Si bien hagas milagros, si no tienes caridad, nada te va a ayudar. Pues todas y cada una de las proyectos, pequeñas o enormes, por buenas que sean, no valen ni nos favorecen si no se hacen en caridad y para la caridad. Y yo digo lo mismo: si tu ayuno es sin humildad, es inútil y no puede agradar a Dios. Pues si no tienes humildad no tienes caridad y si no tienes caridad tampoco tienes humildad; puesto que es realmente difícil tener caridad sin humildad, sin ser humilde; y ser humilde es imposible realizar sin caridad; Estas 2 virtudes se corresponden y coinciden de tal forma que una jamás puede prescindir de la otra. ¿Y qué es este ayuno con humildad? No es ayunar por vanidad; ¿Y de qué manera ayunáis con vanidad? Ayunar a nuestro antojo y no como desean el resto. Ayunar como deseamos y no como nos ordenen o recomienden. Va a haber ciertos que deseen ayunar mucho más de lo favorable y otros que no deseen ayunar como se les ordena. ¿Y quién hace esto sino más bien la vanidad y la obstinación? Por el hecho de que todo cuanto viene de nosotros semeja ser lo destacado. Pongámonos la mano en el corazón y observaremos que lo que viene de nosotros, de nuestra opinión, gusto o decisión, lo valoramos y nos atrae mucho más que lo que proviene del otro. Poseemos en ella alguna complacencia, que nos posibilita las cosas mucho más duras y bien difíciles, y esta complacencia es la mayoria de las veces vanidad.

El cariño a la cruz de mi Señor me atrae poco a poco más en estos días. ¡Bendito Jesús, que no sea una paja que se apaga con la primera lluvia, sino más bien un fuego que arde sin jamás ser consumido! En estos días hallé otra oración bella que corresponde realmente bien a mis condiciones espirituales: «Oh Jesús, mi amor crucificado, te adoro en todos tus sufrimientos… Abrazo con mi corazón, por ti, todas y cada una de las cruces de mi cuerpo y mi espíritu que van a venir a mí. Y admito poner mi gloria, mi tesoro y mi satisfacción en tu cruz, o sea, en las vejaciones, privaciones y sufrimientos, diciendo con San Nuestro Señor Jesucristo» (Ga 6 ,14). En lo que se refiere a mí, no deseo otro paraíso en este planeta sino más bien la cruz de mi Señor Jesucristo»… Todo me hace meditar que el Señor me desea solo, en el «Recorrido Real de la Santa Cruz». razón por la que deseo pasar por él… Una nota característica de este retiro fue una enorme paz y una enorme alegría interior, que me dan el valor de ofrecerme al Señor por todos y cada uno de los sacrificios que Él desea, solicita mi sensibilidad deseo mi ser y mi vida para estar siempre y en todo momento empapada de esta tranquilidad y esta alegría, por la parte interior y por fuera… Voy a tratar de sostener esta alegría por la parte interior y por fuera… La comparación de San Francisco de Sales que me agrada reiterar, por ejemplo: «Soy como un pájaro que canta en una zarza», ha de ser para mí una continua convidación. Por consiguiente, escasas confidencias sobre lo que les puede llevar a cabo padecer; mucha discreción y también indulgencia en evaluar a los hombres y las ocasiones; me esforzaré rezar singularmente por los que me hacen padecer; y entonces y m una enorme amabilidad, una paciencia sin límites, recordando que otro sentimiento… no es acorde con el espíritu del Evangelio y la perfección evangélica. Desde el instante en que hago vencer la caridad a toda costa, deseo pasar por cualquier hombre. Me voy a dejar atropellar, pero deseo ser tolerante y bueno con el heroísmo.

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