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Dónde viene el don

Etimología. Según el Diccionario de la Lengua De españa de la Real Academia De españa, el término don procede del latín dom?nus (dueño o señor), término que asimismo dio origen a la palabra dueño.

La palabra don deriva del latín donum, y se define como la excepcional o particular capacidad para realizar algo. Así mismo, quien tiene un don tiene una aptitud intelectual, física o creativa mayor a la media, en lo que puede considerarse homónimo de talento.

Se distingue de la capacidad pues se consigue o se aprende por medio de la práctica incesante, al paso que un don se acostumbra estimar algo con lo que se nace, si bien hay muchas críticas y teorías sobre esto.

Don como título

Si don procede de domĭnus, en cambio, menciona a un título que antecede al nombre de pila y que refleja respeto o deferencia. En España, se utilizaba para distinguir a los nobles de los plebeyos.

Es práctica opinar que don procede de la expresión “de noble origen”. No obstante, la etimología nos transporta a la citada palabra latina (domĭnus). Si bien en la antigüedad se encontraba guardado a individuos de clase popular alta, hoy en dia se usa de manera general en el momento en que se quiere instaurar un trato respetuoso y cortés.

Don de la Piedad

La piedad, sexto don del Espíritu Beato, es la perfección de la virtud de la religión. Si bien en la actualidad tendemos a meditar en la religión como los elementos externos de nuestra fe, de todos modos significa la intención de venerar y ser útil a Dios. La piedad transporta esta predisposición alén del sentido del deber, tal es así que deseamos venerar a Dios y servirle por amor, como deseamos honrar a nuestros progenitores y llevar a cabo lo que ellos desean.

El Don del Miedo del Señor pone a Dios en la visión correcta. Un individuo con este don entiende la excelencia y la joya del Señor. Desean servirte con lo que eres. Un individuo con el don del miedo del Señor comprende quién es y por qué razón está aquí con relación a Dios; En otras expresiones, todo cuanto eres hay que a la joya, el cariño, la felicidad y la perfección de Dios.

Cuestiones y Respuestas

¿Dios desea ofrecer el don de lenguas a todos o solo a ciertos? La enseñanza de San Pablo a primer aspecto semeja ser equívoca sobre este tema. En 1 Corintios 12, Pablo relata las lenguas y la profecía adjuntado con otros carismas, y asegura que no todos y cada uno de los cristianos reciben exactamente los mismos carismas (12:29-30). Pero en 1 Corintios 14:5 Pablo afirma: «Mi deseo es que todos habléis en lenguas, pero aún mucho más que profeticéis». Entonces, en exactamente el mismo capítulo, charla de la oportunidad de que todos charlen en lenguas (14:23) y todos profeticen (14:31). ¿De qué forma solucionar esta aparente contradicción?

La contestación está en comprender las distintas funcionalidades del don de lenguas. Las lenguas tienen la posibilidad de ser útil como: (1) una señal de la presencia del Espíritu (de ahí la aparición de lenguas en Hechos en el momento en que la gente reciben el Espíritu); (2) un lenguaje válido de oración para nuestro desarrollo espiritual (1 Cor 14:4,18); y (3) un medio profético de dirigirse a la red social en el momento en que va acompañado del carisma de interpretación (1 Cor 14,5.27-28). Pablo señala que el tercer empleo, el de regentar un mensaje a la red social (acompañado de una interpretación) forma parte solo a unos pocos, al paso que el segundo empleo, las lenguas como lenguaje de oración, está disponible para todos. En el día de Pentecostés, por servirnos de un ejemplo, los apóstoles, la Muy santa Virgen y otros muchos (unas 120 personas) “han comenzado a charlar en otras lenguas, según les daba el Espíritu” (Hechos 2:4). Pero prosiguieron sirviendo al Señor de distintas formas, con distintos carismas para edificar el cuerpo de Cristo.

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