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Cuál es la lengua de Dios

El hebreo era el idioma de los eruditos y las escrituras. Pero el idioma «diario» de Jesús habría sido el arameo, y es este último el que la mayor parte de los eruditos bíblicos aseguran que charlaba.

Fragmento del Códice Sinaítico, entre los manuscritos unciales mucho más viejos de la Biblia (siglo IV d. C.)

La salvación de Jeremías en la cisterna del hijo de Hamelec

Tras caer por fuerza en la cisterna del descendiente de Hamelec, un eunuco de la corte se enteró y deseó salvarlo. Conque le ha dicho al rey lo que habían hecho y envió a Ebed-melec con el propósito de liberarlo.

Entonces vino un conjunto de treinta hombres para sacar a Jeremías de la cisterna al hijo de Hamelec, en caso contrario moriría de apetito.

Jesús, la oración y su lengua materna

En la vida de Jesús no hubo un día sin frases ni bendiciones. No obstante, rompió, en parte, con la tradición. Jesús continuó recitando el shema, las bendiciones y frases regulares, en hebreo. Pero en sus frases privadas con su Padre, Jesús le charló en su lengua materna; el idioma que se había apoderado de él desde el momento en que se encontraba en los brazos de María: el arameo. De ahí que el Padre Nuestro, en su versión original, fue escrito en arameo y no en hebreo. Tanto el Padrenuestro como aquellas frases que pronunciaba con su Padre tenían el sello particular de la privacidad y la expresión natural de su lengua natal. Pero Jesús no solo usó el arameo para charlar a su Padre, asimismo se aproximó a él con el íntimo y familiar abba, la primera palabra que salió de los labios del bebé en el momento en que se encontraba aprendiendo a charlar: “papá”.

Jesús no se guardó para sí esta experiencia de oración. Enseñó a sus acólitos esta novedosa dimensión en la vida de oración. De este modo, Jesús sacó la oración del contexto del lenguaje litúrgico y sagrado, para ponerla en el centro de la vida diaria.

¿De qué forma puede alguien medrar en el don de lenguas?

Entrenar es lo primordial. Tenemos la posibilidad de rezar en lenguas en el momento en que nos encontramos manejando el automóvil, caminando, sentados en la iglesia o duchándonos. Es una enorme forma para ellos de «ser permanentes en la oración» (1 Tesalonicenses 5:17) u «rezar siempre y en todo momento en el Espíritu» (Efesios 6:18). En el momento en que oramos en lenguas, es el Espíritu Santurrón orando por medio de nosotros (Rm 8, 26-27; 1 Cor 14, 2), con lo que es una increíble forma de ingresar en comunión íntima con el Señor. Otra cosa que asistencia es rezar de manera regular con otros que están ejercitando los dones del Espíritu.

Frente a un desafío, así sea por un ministerio o necesidad familiar, intercede por él en lenguas. Mientras que busca la guía del Señor, interceda en lenguas y después escuche lo que el Espíritu semeja estar diciendo. Intente cantar en el Espíritu, dejando que el Señor ponga la armonía tanto como la letra. Pídele al Señor que te dé la interpretación de lo que andas orando en lenguas. Tienen la posibilidad de cambiar entre rezar en lenguas y rezar en su idioma, dejando que el Espíritu guíe sus expresiones en los dos. Pídele al Señor que te dé otras lenguas para rezar y después deja que el Espíritu hable por medio de ti.

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