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Cómo se llama el mago que desaparecio

David Copperfield -probablemente el ilusionista mucho más popular de todo el mundo- edificó una carrera de prácticamente medio siglo realizando ocultar personas, animales y cosas. Logró «huír» de Alcatraz, «evaporarse» de enormes jaulas e inclusive realizar ocultar la Escultura de la Independencia.

(CNN) — Se se teme que un actor de doblaje indio, que desapareció el domingo en el río Hooghly tras procurar un audaz truco al estilo de Houdini, se haya ahogado.

Realizando lo irrealizable

Los ojos de un niño se abren como 2 huevos duros. La sonrisa exultante de Norita Cortiñas. Un caballero que mira con cara de intriga y fascinación. Estas son ciertas postales que quedan en la retina tras una noche con Nicolás Gentile. Noches en las que todo pasa. Las letras se muestran en los bolsillos donde no estaban. Cambia la cara del dibujo de la reina. Las cosas se adivinan. Las monedas se muestran y desaparecen. Y de esta forma, uno se enmaraña en una pregunta que tiende a ser de lo mucho más atrayente: ¿De qué manera se hace? Nicolás empezó a llevar a cabo magia a los 14 años. Un amigo del instituto le mostró unos trucos que había visto en un libro y su ilusión medró tanto que jamás paró. “Deseo lograr realizar esto”, recuerda Nicolás que se ha dicho a sí mismo, y contrató a alguien a fin de que estudiara en una escuela todas y cada una de las semanas, a lo largo de 2 horas. Al tiempo, asimismo estudió desde libros que descargó de Internet. Ten en cuenta que un libro esencial para iniciar fue Card Magic Primordial de Vencete Canuto, la base de la cartomagia. Nicolás afirma que asimismo copiaba trucos de YouTube, pero que prefería los libros por el hecho de que “tienen esas cosas que te hacen trabajar la cabeza, te puedes imaginar y no hay tanta pérdida visual como en los vídeos”. El mago ten en cuenta que esos libros tenían ciertas máximas que tienden a ser recurrentes entre los magos: jamás descubrir el truco; no persigas a tus familiares con todos y cada uno de los trucos que aprendas; Y no emplees bastante la palabra truco, pues suena a trampa. De ahí que, para detallar lo que hacen en el ámbito, varios magos charlan de encantamiento y también ilusión. “Digo juego o efecto”, afirma Nicolás, mientras que semeja que dio una enorme clase sobre comunicación y la relevancia de las expresiones.

Aparte de las academias, hay clubes de magia donde se distribuyen diálogos y entendimientos. Ciertos son mucho más únicos e inclusive tienen una prueba matinal para entrar. Nicolás dice que, aparte del circuito de discos y espectáculos de variedades que está medrando en la Capital Federal, en La Plata hay buenísima magia y hay un Centro Mágico de La Plata al que forman parte varios de los más destacados magos:. Estas redes son las que Nicolás apunta como primordiales para estudiar magia: “Lo que mucho más sirve en los espacios de capacitación es la interacción con la gente, los vínculos con personas con intereses y aficiones afines. Reúnase el sábado o tras clase con otros magos para poder ver los trucos y charlar. Es como en todas y cada una de las artes, con el teatro y los clowns, me pasó lo mismo: de esa unión salieron las organizaciones de nuestros primeros ciclos mágicos, y de esta manera consecutivamente”. Nicolás enseña que las conmuevas que crea la magia no son iguales a las presentes en otras artes. Mucho más que empatía, lo que se crea es alguna ilusión, una emoción normalmente relacionada a la niñez. Nicolás afirma que Juan Tamaríz, uno de los más importantes magos españoles, ha dicho con razón que la magia es para pequeños. “A los magos mucho más serios no les agradó bastante y es un cliché sobre el niño interior, pero hay algo de esta manera. Siempre y en todo momento de fondo, la magia te pone en ese sitio de bebé, de preguntarte de qué manera es, de asombrarte. Te habitúas por el hecho de que haces magia, pero el público no está habituado. La carencia de práctica crea esa promesa en el mago”, afirma Nicolás y cuenta que un mago panameño le ha dicho de forma directa que la multitud no está habituada a conocer milagros. “La palabra milagro es fuerte, por el hecho de que se frecuenta vincular a lo espiritual o lo irreal. Pero es verdad, pues una cosa es el pequeño truco inteligente, pero otra es el milagro que te estremece. En el momento en que te cuestiones, ¿de qué manera adivinó el número en el que pensaba? ¿O de qué forma apareció la carta en mi bolsillo sin que me diese cuenta? La búsqueda de cada mago es poder este milagro, que es llevar cada efecto a su máxima capacidad”. Nicolás afirma que este poder debe ver, como en la vida, con las condiciones en las que se efectúa la magia. Si hay bufanda, luces o el mago está en un ámbito, el efecto de distancia genera otras condiciones. Pero si lo haces cerrado y enrollado, las condiciones son otras y puedes llevar el efecto a su máxima capacidad: el milagro. Nicolás hace milagros: entre otros muchos, adivina en directo el nombre de un individuo que está pensando en un espectador. El interrogante prohibida: ¿De qué manera lo haces? Nicolás se ríe y responde: “Es una técnica mágica, no posee nada de esotérico. La iniciativa es producir esa duda”. Tanto para la magia para otras artes escénicas, para Nicolás la fuerza política de su arte y de su humor reside en que el público se cuestiona a sí mismo. “No es tanto una rebaja de la línea política, si bien hago imitaciones y comentarios que lo son. La política es que la magia y la actuación te produzcan conmuevas. No deseo ofrecer respuestas: para mí la política es realizar cuestiones”.

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