Característica de la gente que no están ni a favor ni en oposición a alguien o de algo. Ejemplo de empleo: La imparcialidad es primordial para un juez.
¿Cabe la censura en una sociedad libre? ¿Hay que dejar que todos expresen lo que deseen, en el momento en que deseen? ¿Es la independencia de expresión un derecho absoluto? Para disputar bien es requisito tener un armamento de razonamientos y refutaciones, desarrollarlos de forma clara, descriptiva y analítica y presentarlos de forma persuasiva, como se puede leer en el libro A favor y en contra, que proporciona exactamente unos buenos razonamientos sobre un tema preciso.
Aplicando este principio («armamento de razonamientos») a un aspecto de la independencia de expresión, el de la censura estatal, el citado manual (partido popular. 33-34) lo expresa de esta forma:
en pos de la censura
- La independencia de expresión jamás es un derecho absoluto, sino más bien una aspiración. Ya no es un derecho en el momento en que daña algo que todos tenemos en cuenta apreciado. Por poner un ejemplo, existe legislación contra la incitación al odio racial. Entonces no es verdad que la censura sea mala de entrada.
- Ciertas maneras de narración redactada o representación de imágenes se han considerado terminantemente enlazadas a hechos delictivos. Se demostró que el sexo y la crueldad desmesurados en el cine y la televisión (especialmente por estudios en los USA) alientan tendencias afines en el accionar público. Hay una conexión causal directa entre semejantes imágenes y el daño físico.
- La censura actúa para proteger la independencia de expresión, pero la pone de pie de igualdad. Quienes defienden la independencia de expresión sin reglas olvidan que no solo el poder del Estado puede silenciar a las minorías, sino más bien asimismo el desprestigio popular impulsado por racistas, machistas, homófobos y demás entusiastas. En consecuencia, puede ser preciso, por poner un ejemplo, prohibir los epítetos raciales para asegurar que la gente negras reciban un trato justo en la esfera pública y, por consiguiente, tengan la posibilidad de expresar sus críticas.
- Con la censura de alegatos conseguimos eludir nuevos seguidores del «lado obscuro» que forman el racismo y otros conjuntos discriminatorios. Siempre y cuando resulte posible, es de nuestra conveniencia «sacarlos del mercado» a fin de que no logren conseguir nuevos seguidores y sus críticas perjudiciales no logren propagarse mucho más. Más allá de que esto puede ser útil para disfrazar la opinión de ciertos, no es muy probable que se persuadan de otro modo, con lo que el más destacable procedimiento es la prohibición total.